La Escuela de Arte se funda en mayo de 1959 por iniciativa del entonces Decano de la Facultad de Arquitectura, don Sergio Larraín García-Moreno, contando para ello con el respaldo académico de la Universidad de Yale, EE.UU. Entre sus miembros fundadores estuvieron los destacados artistas Nemesio Antúnez y Mario Carreño, quienes iniciaron la consolidación de lo que durante años fueron las disciplinas fuertes de la Escuela, a saber: grabado y pintura. A partir de mediados de los años setenta, sumándose a las propuestas del arte contemporáneo, en la Escuela de Arte se inicia un proceso de expansión del concepto del arte y de las disciplinas tradicionales, bajo la conducción del artista y profesor Eduardo Vilches. Posteriormente, a mediados en la primera mitad de los años ochenta, a raíz de un plan de perfeccionamiento ofrecido por la Universidad de París I Panthéon-Sorbonne a profesores de la Escuela de Arte, se incorpora un modelo de enseñanza del arte basado en un currículo que propende a la integración de lo teórico desde la práctica artística. Esto ha permitido abrir el debate sobre el rol que juega la reflexión teórica en la investigación-creación en arte en la Universidad en una modalidad de trabajo interdisciplinaria que permite la transversalidad metodológica y formal entre práctica artística y teoría.
Imagen: 1959 aviso diario. Llamado a iniciar estudios en nueva Escuela de Investigación Artística.
Imagen créditos: Archivo propiedad Fundación Nemesio Antúnez.
Gaspar Galaz C.
"Al parecer, ya estoy cerca de los momentos en los cuales el recuerdo, siempre fragmentario y no menos alucinante, se convierte en un recurso obligado para volver la mirada a diversos momentos de la existencia; aquellos constitutivos de una trama muy compleja de rearmar. Esto es como la historia, es decir, una sucesión de narrativas, de escrituras, de imágenes que intentan dar visualidad a algo que ya no existe. Esto se agudiza aún más cuando se ha estado ligado a los estudios del desarrollo del arte chileno, a la docencia de las artes y también a la propia condición de artista visual.
Por esta razón, al conmemorarse 50 años de la Escuela de Arte, se torna imperativo estructurar un artículo en torno a mis remembranzas como estudiante y posteriormente como docente tanto de la Escuela de Arte como del Instituto de Estética de nuestra Universidad.
Lo cierto es que se me agolpan de manera desordenada imágenes desde los inicios de los años 60 en adelante, compareciendo ante mí, un mundo de escenarios que con gran nostalgia comienzo a revistar: artistas, alumnos, rostros, espacios físicos, como también los distintos Campus, los cambios de oficina, momentos históricos del país, autoridades universitarias, los colegas de trabajo, profesores y artistas visuales, compañeros de toda una vida —muchos de ellos ya no están—, y tantas otras vivencias cotidianas, que en la actualidad resultan importantes para esta escritura. Extraña situación en la que me encuentro: tener que recordar y además plasmar en la escritura aquellos destellos de memoria. (...)"
Imagen: 1964, Quinta Normal, Santiago. Laureno Guevara, Oscar Trepte, Carmen Silva, Thomas Daskam, George Elliot, Eduardo Martínez, Bonatti, Mario Carreño, Nemesio Antúnez, Ida González, Roser Bru, Pablo Burchard (hijo), Ernesto Barreda, Federico Assler, Inés Puyó, Carlos Ortúzar, Fortunato San Martín, Gracia Barrios, Jaime González, Aida Poblete, José Balmes, Juana Lecaros, Rodolfo Opazo.
Ignacio Villegas V.
"La enseñanza de las artes en Chile ha tenido marcas de filiación que la asocian a dos asuntos relevantes: la pintura y la academia. La explicación sobre la forma en que ha evolucionado tanto el proceso de enseñanza como las instituciones que la organizan, no ha estado exenta de supuestos e imprecisiones. Si hacia 1795 el primer taller de dibujo se organizó en Chile en la Academia de San Luis, empujado por la Ilustración, bajo los supuestos del Barroco y el neoclasicismo español, la creación de la Academia de Pintura y los siguientes cursos de escultura, ornamentación y arquitectura, lo hicieron hacia mediados del siglo XVIII, con la herencia francesa, italiana e indirectamente española. Las formas de enseñanza, sus influencias y patrones se mantuvieron sin mayores alteraciones durante los 100 años que siguieron a la creación de la Academia de Pintura.
En plena mitad del siglo XX, se funda la Escuela de Arte de la Universidad Católica, estableciendo un nuevo patrón de trabajo alternativo al de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile, que sostenía la investidura de ser la depositaria de una forma específica de enseñanza del arte en Chile y heredera de la Academia de Pintura del gobierno de Manuel Bulnes.
Parados en el escenario del siglo XX, los fundadores de la nueva iniciativa académica establecen la idea de una escuela basada en la experimentación y en la enseñanza bajo patrones “científicos” alojados en las investigaciones sobre arte y percepción desarrolladas en los años previos. El cambio trata de romper el paradigma de enseñanza preexistente, basado en la noción de maestro/ discípulo. No obstante la instalación del Taller 99, mantiene durante años las dos formas de enseñanza: una nueva, centrada en un modelo que se alimentaba de teoría sobre percepción; y una anterior, que conservaba la idea de maestro y taller. La mezcla no resultó contradictoria y operó durante 35 años. (...)"
Imagen: 18 abril 1968, Campus Lo Contador, patio de los naranjos. Curso de dibujo de Eduardo Vilches. Entre otros: Carmen Gacitúa, Luz María Yrarrázaval, Jimena Ugarte, Luz María Williamson, Rosita Larraín, Rosita Morande, Carmen Besa.
Mónica Bengoa W.
"En marzo de 2009 se han cumplido más de dos décadas desde mi ingreso a la Escuela de Arte de la Universidad Católica. La invitación a participar en este documento que da una mirada a la educación del arte en esta escuela —particularmente a la década de los 90— se ha convertido en una oportunidad para revisar una época profundamente marcada por la transición.
Y digo “transición” no solo en relación a la evidente e innegable repercusión en todos nosotros de aquellos años de tránsito entre la dictadura y la lenta reconstrucción de la democracia, sino también en cuanto al transcurso de mis años de estudiante de arte, luego los primeros años como ayudante de Eduardo Vilches, hasta que comencé a construir mi historia como docente, labor que he desarrollado en paralelo a la carrera de artista visual.
Debo señalar antes que solo es posible realizar esta revisión desde esta experiencia en paralelo, ya que ciertamente mi desempeño académico no ha estado ligado específica y puntualmente a la educación, sino que éste se ha efectuado desde la práctica artística. En este sentido, esta mirada solo puede ser personal; sin embargo, se vuelve pertinente en tanto sirve como referencia para reconstruir un episodio específico de nuestra historia y, en esa medida, ser un aporte para crear bases más sólidas y claras para una política de educación en arte que sea consistente y coherente con el desarrollo de las artes visuales contemporáneas.
Esta revisión instala como punto de partida el año 1988, no solo por ser el inicio de mi trabajo en artes visuales, sino particularmente por las condiciones que demarcaron dicho ingreso al mundo de la educación artística. Fue un momento en que el escenario académico en Chile estaba fuertemente delimitado por la coyuntura política, y a solo meses del plebiscito que posibilitaría nuestra vuelta a la democracia. El entonces rector de la Universidad de Chile tomaría la decisión de cerrar el ingreso a la carrera de Licenciatura en Arte para ese año, en medio de una crisis que dejaba traslucir la tendencia de la época a favorecer la salida de la enseñanza del arte de las universidades. Es así como mi deseo, y el de muchos otros, de ingresar a esa casa de estudios se vio frustrado y la Universidad Católica se presentó como única alternativa. (...)"
Imagen: 1993, Campus Lo Contador. De pie: Roberto Farriol, Jaime Cruz, Iván zambrano, Carlos Fernández, Juan Bustamante, Jorge Sepúlveda, Mónica Espinoza, Óscar Baeza, Pedro Millar, Alejandro Nuñez, Flavia Muzio, Arturo Hevia, Alex Quinteros, José Ignacio Cañas, Francisco González- Vera, Eduardo Vilches, Hernán Miranda, Felipe Carrión. Sentados: Patricia Novoa, Gonzalo Cienfuegos, Soledad Vial, Gaspar Galaz, Gracia Barrios, Carolina Araya, María Elena Farías, Carolina Larrea, Klaudio Vidal, Juan Mayor..